En busca del dorado
- victorpcarranza
- 4 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 ago 2021
Hoy, 4 de agosto del 2020, tras una noche movida en la que los nervios han querido ser los protagonistas de mis sueños, he decidido iniciar este pequeño proyecto. Su único fin es crear un canal con el que expresar mis pensamientos y mis ideas, así como compartir todo aquello que, a mi parecer, considere interesante.
Tal y como indica el título de esta primera entrada, el primero de los temas que me gustaría tratar es un tema delicado. Quizás, siendo esta página web un currículo en formato digital, con el que intentar encontrar trabajo, no sea la mejor idea expresar todo lo que opino de mi incansable y larga búsqueda de un puesto de trabajo en el que iniciar mi carrera como comunicador pero, la verdad, es que así soy yo, alguien a quien no le importa expresar su opinión, aunque esta pueda "ofender" o, simplemente, no agradar a aquellos que tienen esas oportunidades que tanto deseo.
Cuando hablo con amigos, conocidos y familiares, encuentro una gran disparidad de opiniones y experiencias relacionadas con este, casi nuevo, arte de encontrar trabajo. Algunos me aconsejan que "engañe", otros que "maquille" y algunos, muy pocos, que vaya con la verdad por delante. Yo soy de los que piensa que, con la verdad, debería ser suficiente pero, después de ver como me descartan de demasiadas ofertas, creo que es necesario encontrar un equilibrio entre la verdad y "la verdad".
Por otro lado, pienso que, si me paso con el maquillaje y tengo la suerte de conseguir un puesto, la mancha en la ropa que puedo dejar en el primer día podría ser catastrófica. Es por eso por lo que, en contadas ocasiones, he faltado a la verdad. De hecho, en algunos procesos a los que me he apuntado, he contestado con plena sinceridad a la preguntas, a sabiendas de que esas respuestas ya me estaban descartando.
Pero, ¿por qué estoy expresando todo esto? Pues bien, el motivo real por el que he decidido abrir esta libreta y escribir este texto en la primera página, no es otro que el de mostrar mi preocupación, ya no solo con la situación laboral del país, sino con las adversidades y malas praxis a las que nos enfrentamos los que, por desgracia, debemos buscar un empleo.
Hace pocos días, mientras consultaba Twitter, vi una noticia que me dejó impactado, pero no solo a mí, sino a una gran masa de usuarios, quienes no tardaron en expresar su rechazo y descontento. La noticia trataba sobre una mujer que solicitó un empleo de camarera, pero el "empresario" se lo denegó porque esta tenía marido y un hijo, y este "señor" (por no llamarlo de otro modo) buscaba a alguien que no tuviera cargas familiares para que se pudiera centrar en el trabajo sin excusas ni distracciones.
Tras analizar los comentarios e indignarme, algo en mi cabeza hizo un "clic" y decidí observar esta noticia desde otro punto de vista, otra mirada.
Yo, tal y como he comentado anteriormente, llevo varios años postulándome en diferentes ofertas de diferentes sectores. Algunas exigían ciertos conocimientos y experiencia, las cuales, yo, todavía, no poseía y otras que no eran tan exigentes o sí que poseía tanto la experiencia como los conocimientos básicos, incluso más.
La cuestión es, que tras ser rechazado en la gran mayoría, podría contar con los dedos de una sola mano, las veces que he recibido un motivo claro y personal por el que se me ha descartado. Haciendo un cálculo rápido de las ofertas a las que me he inscrito en este último mes, quizás superan la veintena, ¿sabéis en cuántas me han justificado mi descarte? Correcto, cero. Si esta dinámica la extrapolamos a los más de 6 años que llevo buscando trabajo, de manera activa, el resultado es espeluznante.
Así que, después de pensar y repensar en la noticia de la mujer y el puesto de camarera, pensé: ¡Ostras! Las formas y la excusa que le dio ese sinvergüenza son terroríficas y completamente indignantes pero... como mínimo, esa mujer ha recibido un "motivo", una "razón", que pueda gustar más o menos, que sea aceptable, pero es una justificación de porqué la descartaron. Yo, en cambio, debo conformarme con leer que he sido descartado, y eso en el mejor de los casos, ya que en demasiadas ocasiones, me debo conformar con leer, únicamente, que me he inscrito en esa oferta y ver como van pasando los días, las semanas y los meses sin que nadie lea mi candidatura, quedándose esta en el olvido.
En fin, quizás soy yo un poco exigente pero, ¿no deberían las empresas destinar los mismos esfuerzos que destinamos los que solicitamos sus empleos? Es una pregunta que me hago a diario y todavía no he encontrado una razón lógica para que no se les "obligue" a remitir una repuesta personal, un "feedback" con el que indiquen el motivo de los descartes. Creo que esto ayudaría a mejorar el nivel, tanto de las empresas, como de los candidatos.
Yo destino un tiempo a contestar sus preguntas, a crear un currículo interesante y llamativo, a formarme, a intentar adquirir la experiencia y/o los conocimientos que exigen, ¿por qué no tengo derecho a recibir ese mismo interés por su parte?
Espero no ser el único en esta lucha...
Comments